Amén, hermana

RESEÑA DEL DOCUMENTAL DE JOSÉ TEJÓN ARQUERO

La vida como persona LGBTQ+ es complicada, difícil, abstracta y ambigua. Cómo individuos sumergidos en nuestro propio privilegio, en nuestra propia cotidianidad “normal” – sea lo que sea que signifique esa palabra realmente-, solemos creer mucho en la idea de que ser gay, lesbiana, bisexual, transgénero, travesti, drag; el simple hecho de ser queer es difícil solamente por la diversidad inmensa de dudas y problemas existenciales y familiares que conllevan serlo, aceptarlo y demostrarlo públicamente. Pese a que efectivamente esos aspectos mencionados son gran parte de la complejidad del colectivo, se suelen olvidar los problemas sistémicos y sociales que existen en torno al mismo, los cuales le otorgan más dificultades e injusticias a una persona de la comunidad LGTBQ+.

El lunes 12 de abril del 2021, se dio lugar a la proyección de un corto-documental llamado “Amén, hermana”, escrito y dirigido por José Tejón y Belén Cerezo, dos exalumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. El documental fue producido por Apartment44 y estaba destinado a proyectarse en el Festival Iberoamericano, siendo su principal objetivo el de visibilizar la realidad travesti y/o de un artista drag queen en la capital hispalense.

Tenemos a un grupo protagonista de increíbles profesionales del arte del drag, siendo esta una disciplina artística propia de la cultura de la comunidad. Entre los protagonistas se hace notar la presencia de La Paqui mediante un vídeo realizando una de sus performances en la Sala X de Sevilla en abril del 2018. Además, nos introducimos en “La Casa de Las Niña” y conocemos a sus integrantes: Samantha Hudson, Berrenga y Pakita, siendo las dos últimas las creadoras del grupo nombrado previamente. Ya habiendo presentado a nuestras protagonistas, resaltaré ciertos aspectos que, bajo mi experiencia como persona integrante de la comunidad LGBTQ+, hace unos años podría haber considerado polémicos y hasta contradictorios en el mal sentido de la palabra, pero que actualmente considero son una estrategia perfecta para criticar directamente al discurso de odio y a la homofobia interiorizada de la sociedad. Pues bien, Samantha Hudson recalca que el término de preferencia para referirse a sí mismo es “maricón”, no le gustan los términos “homosexual” ni “gay”; esta frase en el documental a simple vista no posee gran peso ni relevancia aparente, sin embargo, para aquel que conozca la historia detrás de la palabra “maricón” entiende que es una burla directa al origen de la palabra, siendo esta originaria de Gafas del director del cortometraje, Jose Tejón / Fotografía de María del Carmen Montoya la homofobia sistemática y social a lo largo de la historia. Por tanto, una persona homosexual al apropiarse de dicha palabra logra quitarle valor al discurso de odio que yace detrás de dicho término.

Berrenga y Pakita, dentro del documental, se podrían llegar a considerar como un símbolo de la lucha de la comunidad LGBTQ+. Utilizan el Carnaval gaditano para mostrarse como drag queens, sin miedo a ser juzgadas ni crucificadas en el intento de transformarse y escenificar la exageración artística de la construcción social de la feminidad, es decir, exageración intencionada del maquillaje y el vestuario. Ahora bien, cuando el documental ha introducido la historia del origen de “La Casa de las Niña” y la intención de las creadoras para hacer que este proyecto funcione, he sentido una conexión con el sueño de estas drag queens. Se debe a que comprendo y vivo diariamente la lucha interna que trae consigo tener la valentía de seguir adelante cuando el mundo te da la espalda. Simpatizo sobremanera con las injusticias que rodean a las drag queens empresarias, como lo son Berrenga y Pakita, para lograr tener una vida digna y ganar un salario que les permita no solo costear sus necesidades humanas, sino también sus necesidades como artistas. Duele pensar que no se percibe a las drag queens ni a su arte como una disciplina artística verdadera, y lo que es peor, no se logra saber si esto se debe a la homofobia sistemática o a la ignorancia, aunque ambas cosas se complementan entre sí.

Finalmente, nos introducen a dos protagonistas importantes más: Chessvastica y Vivían Capricce. Personalmente, considero que ambas son un símbolo, de muchos, del arte en el mundo del drag, pues ambas son la viva imagen de la matización entre el drag y el arte abstracto. Pakita hace parte de este ideal del mismo modo, demostrándolo así cuando en el documental explica que su principal inspiración son los sentimientos y la locura de las ideas y que por ello no hace tanto uso del maquillaje ni de una vestimenta extravagante, sino que demuestra con su cuerpo a través de movimientos exagerados aquello que crece y vive en su interior, su diferencia artificial. Basándome en mi experiencia y en todo aquello que conozco sobre la cultura de la comunidad LGBTQ+, he llegado a la conclusión de que el documental, “Amén, Hermana”, no solo le da visibilidad a la discriminación del colectivo y no solamente le otorga un espacio para expresar abiertamente los problemas que trae consigo ni tampoco lo que es perseguir un sueño cuando eres LGBTQ+, sino que también se encarga, en su gran mayoría, de ser un espacio simbólico y de alivio para aquellas personas que temen demostrar su verdadero “yo”. Su pequeño pestañeo de realidad. En definitiva, uno de mis documentales favoritos, ya que gracias a él he logrado entender más la realidad del colectivo drag en la ciudad de Sevilla y, de cierta manera indirecta, me ha motivado a resaltar aún más mi verdad.

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